A solo tres kilómetros de Peña de Bernal, se enmarca el asentamiento y el reposo de las plantas en hibernación, magistral postal de las vides dormidas, ante el resguardo del monolito; en esa tierra, en medio del campo, a pliegue del semidesierto se ubica Tierra de Peña, un proyecto de sustentabilidad para el turismo en Querétaro.
La sustentabilidad vista como una proyección a futuro, esa es la propuesta de Tierra de Peña, exponer que se puede generar un monocultivo con prácticas resilientes que alimente una narrativa de turismo sustentable en Querétaro.
El viñedo busca crear una tendencia para hacer consciente al consumidor turístico, que se acerque, pero con la consigna de evitar prácticas depredadoras. Turismo orgánico para una experiencia más personal, donde la interacción incluya una esfera educativa mediante conversatorios para entender la visión de la sustentabilidad y la existencia del vino natural.
El vino natural tiene baja intervención, no tiene correcciones: es uva, barrica, fermento y botella.
Las personas que se acerquen a Tierra de Peña podrán entender cuáles son características del vino mexicano del bajío, es decir, generar un engagement, evitar masificar, sino hacer una experiencia personal, donde el consumidor salga con una perspectiva diferente.
Es importante tomar en cuenta que las visitas son solo con reservación debido a que el campo es agroecológico, por lo que se debe cuidar el ingreso, puesto que la persona puede trasladar enfermedades al viñedo; sin embargo, la idea es que el visitante se concientice sobre la vinificación natural, de dónde viene, cuál es la perspectiva, cuál es el impacto, las bondades de no tener un monocultivo y, sobre todo, valorar lo que se toma.
Tierra de Peña es también una recompensa a la gastronomía mexicana, ya que evita la construcción europea en torno al vino: no solo con pizzas, pastas, carnes frías o quesos puedes acompañarlo, sino que también las gorditas de maíz quebrado, las enchiladas o cualquier platillo típico queretano resulta un extraordinario complemento del vino… Eso es Tierra de Peña, cambiar dinámicas, narrativas y construcciones sociales.
Aprendamos sobre sus procesos
Tierra de Peña es de las pocas vitivinícolas que trabajan con permacultura en Querétaro, una técnica donde intervienen sistemas vivos, tanto vegetales como animales: la permanencia de la vida, permitir que el sistema esté vivo, no matarlo, no arrasarlo. Es aquí donde interviene el biodinamismo, que obedece a los ciclos de la siembra y que trabaja con caldos de canela, de clavo, o elementos naturales que sustituyen a los pesticidas.
El trabajo de las plantas se desarrolla de manera orgánica, sin intervención química, no hay pesticidas, sí hay tracción animal de caballos y bueyes arando la tierra, o gallinas que se comen los insectos, que abonan y que escarban; no se interviene nada; sin embargo, cuando despierta la vida empieza la magia: despierta la vid, despierta el pasto, despiertan las arañas, se vuelve imposible entrar, por ello Tierra de Peña busca hacer una construcción cercana al campo, el campo real, de a pie, del día a día, donde las picaduras, la humedad y el clima contrastan con las imágenes de viñedos tradicionales de personas vestidas de blanco y sombrero retratándose en extensiones de pasto vago.
¿Sabías que hay vino natural y vino corregido?
Sí, en casi todo el mercado, en las tiendas, en el súper… o en los viñedos encontrarás vinos corregidos. Es por ello que la permacultura y el biodinamismo son de suma importancia para Tierra de Peña, pues de ahí obtendremos el vino natural.
Los procesos arrancan en tanques de acero inoxidables y barricas de roble americano francés, como en cualquier viñedo, sin embargo, acá no se filtra, no prensa, no se clarifica y no se agregan sulfitos, mismos que pueden generar reacciones alérgicas, como dolor de cabeza y que suelen dar mala fama al vino. Los vinos naturales son turbios, tienen sedimentos, de rojos intensos y un sabor propio, de carácter y con los blasones de su lugar de origen.
Hoy Tierra de Peña está para recordarnos y concientizarnos dónde está parado el turismo, serás bienvenido, pero consciente de lo que sucede en Querétaro, del vino mexicano, de las carencias y los riesgos potenciales de la zona, de las nuevas formas de hacer comunidad, de la vocación y el esfuerzo que implica el campo, de pensar como especie, de pensar por y para el planeta y, sobre todo, para entender que goce y sustentabilidad son dos conceptos que no están peleados.
