El Cedral es un territorio que define la biodiversidad de la Sierra Gorda; podrás columpiarte para alcanzar el cielo, subirte a un mirador en medio de la cornisa del cerro, descender por el bosque y llegar a la imponente caída de 40 metros de la cascada.
Por esa pequeña curva escondida iniciamos el descenso hacia El Cedral. Pudimos haber continuado el viaje sin desviaciones, llegar -por ejemplo- a Jalpan de Serra en menos de 30 minutos; sin embargo, Lorenzo, director de turismo en el Municipio de Pinal de Amoles, insistió en que debíamos conocer El Cedral, un sitio natural poco explorado por el turismo, pero que abarca un día fascinante de actividades por realizar en un paisaje sacado de las mejores series británicas y que implica un poco del sacrificio del viajero, de ese que hablaba Aldous Huxley: el viaje como vicio, imperioso, exige tiempo, energía y dejar el confort de lado.
El Cedral es un territorio que define la biodiversidad de la Sierra Gorda, podrás columpiarte para alcanzar el cielo, subirte a una mirador en medio de la cornisa del cerro, descender por el bosque y llegar a la imponente caída de 40 metros de la cascada y, sobre todo, contribuir al turismo de conservación, estar en contacto directo con la naturaleza y los ajolotes, esos simpáticos anfibios mexicanos que en este momento se encuentran en peligro crítico de extinción.
El turismo y la conservación de la naturaleza llevan un diálogo constante desde hace tiempo. Si separamos ambos conceptos, podríamos caer en el peor de los lugares comunes: viajes que no dejan nada. La visión de la naturaleza se vierte en los testigos históricos que la explican: el cine, la poesía, la literatura. Todos los elementos narrativos coinciden en que la naturaleza se presenta salvaje, rupestre, que inspira temores e incertidumbres que agobian nuestra comodidad; sin embargo, con los años el turismo ha contribuido a cambiar la percepción.
La naturaleza se ha convertido en un valor en sí mismo, donde el deseo interviene, el misterio de sumergirse en ella y conocerla, explorarla, visitarla y respetarla es ahora la esencia de todo turismo de conservación: si estás mano a mano con ella, más la querrás, más la cuidarás y más harás por preservarla.
Es entonces que El Cedral, a unos 30 minutos de la cabecera municipal de Pinal de Amoles, se convierte en un sitio de valor elemental para la Sierra Gorda, no solo por la presencia de sus ajolotes, sino por la experiencia que provoca respirar entre sus árboles, caminar entre su neblina y descender -casi un kilómetro- hasta su cascada, sin perder de vista el cuidado, bajo la visita guiada, de la importancia del pulmón que representa para Querétaro la Sierra Gorda.
Este bosque cuenta con un campamento en el que puedes rentar una cabaña, acampar en medio del bosque o realizar actividades ecoturísticas organizadas por los lugareños, con lo que además puedes apoyar la economía local mientras te asegures de recorrerlo de manera segura para ti, y en armonía con el medio ambiente.
El Cedral es un lugar cautivador que para visitar necesitarás disponer un día entero, muchas ganas de caminar y una cámara para capturar los espléndidos paisajes naturales que tendrás por delante.
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