Querétaro celebró el aniversario 27 de uno de sus lugares más icónicos, se trata del Mesón de Chucho el Roto, un lugar en el que convergen diferentes generaciones de queretanos para disfrutar de la mejor gastronomía.
La leyenda dice que el bandido de nombre Jesús Arriaga, apodo 'Chucho el Roto' era una suerte de Robin Hood queretano. En épocas en que la sociedad queretana se trasladaba en carreta surgió aquella figura de rebelde bondadoso.
Transcurrieron los años, las décadas, y en Querétaro se surgió un mítico lugar que crearía una leyenda igual o aún más grande. El Mesón de Chucho el Roto abrió sus puertas en 1995, un restaurante que deleitaría a queretanos, viajeros, familias, empresarios, chicos y grandes.
La familia González, líderes en la industria gastronómica de Querétaro, celebraron un año más de una de las joyas de la corona. Ese emblemático lugar que da vida a Plaza de Armas, un restaurante con el que brindan homenaje a la gastronomía queretana, aquella que nació en los conventos novohispanos.
Son ya tres generaciones las que han disfrutado de brindar un servicio único y unos platillos que cada año se reinventan. Son casi tres décadas de generar identidad y arraigo en las calles del Centro Histórico de Querétaro.
La celebración no pudo ser más especial, un restaurante lleno, con los sonidos de la algarabia que produce la plaza más céntrica de Querétaro, el aroma de los fogones a toda marcha para servir platillos mexicanos a los presentes.
El Mesón de Chucho el Roto brindó su tradicional y excelente servicio a quienes lo visitaron, como lo ha hecho los últimos 27 años y como lo hará por tantos y tantos más. Así fueron los deseos de José Antonio González y su hija, Rocío González, dos emblemas de los restaurantes locales.
Entre los pasillos del Mesón se escuchó a más de un comensal felicitar al personal, que como cada día entrega lo mejor de sí para alcanzar la excelencia.
La música continuó durante todo el día de celebración, tal cual lo ha hecho desde hace 27 años, un símbolo que reune familias enteras en Plaza de Armas, sea para degustar la carta de Chucho el Roto o simplemente para sumarse a los aplausos.
Fue así que se concluyó con una grata celebración, donde se recordaron los orígenes y se impulso el futuro de un sitio emblemático. Sus platillos, sus bebidas, la calidez de su servicio, y sus cientos de anécdotas son elementos que para entenderlos hay que vivirlos; así los cumplió el Mesón de Chucho el Roto.
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