El Jabalí te desconecta de la cotidianidad para enchufarte e a una realidad salvaje y bella. Descansa del pitido incesante del celular para escuchar a la naturaleza. Son dos días de ruta en cuatrimoto y una noche de hospedaje para vivir una experiencia única.
La experiencia que te ofrece El Jabalí, el campamento ecoturístico insignia de San Joaquín, te permite ponerte en contacto con la naturaleza desde el primer momento. Ya para llegar, comienzan las decisiones: llegar directo o dejar tu vehículo en la cabecera municipal y empezar el recorrido en la cuatrimoto. Para la primera opción, la única alternativa es tener un vehículo todo terreno, así que si no tienes esa ventaja, no te compliques y deja tu coche en su estacionamiento cerrado para comenzar la travesía.
En ese momento, te dan tu casco y tu cuatrimoto que estará bajo tu responsabilidad. Te dan las instrucciones para manejarlo: cuál es el freno, con qué acelerar, y en caso de perder el control qué hacer, pero el terreno puede ser amigable si sigues las indicaciones.
En caso de llevar menores de edad que no puedan conducir o que una persona no quiera aventurarse a manejar, existen las cuatrimotos dobles, un adulto se encargará de operar el vehículo mientras el acompañante disfrutará del paisaje en un asiento detrás del conductor, o puedes ir en la camioneta donde llevan el equipaje, pero te recomendamos que te animes a la experiencia inmersiva.
Puedes ir tanto con la familia, con amigos o en pareja. Deberás llenar un formulario médico para tener información tuya en caso de emergencias y también firmar una carta responsiva.
¡Desconéctate porque no hay señal! Deja de ver la realidad por medio de una pantalla, aquí todo pasa directamente del mundo a tus ojos.
Durante el viaje en cuatrimoto, los guías harán paradas a la orilla del camino para que disfrutes de la vista, te estires y descanses de manejar por un rato.
Puedes hablar con gente desconocida de todo tipo: la familia que viene de lejos, el grupo de amigas que se lanzaron a la aventura, las parejas de novios donde uno de ellos cumple años y viven este viaje como regalo; inclusive, se cuenta con el servicio para empresas donde —aunque las cabañas no alcanzan para todos— se puede dormir en casas de acampar en una zona totalmente despejada y segura.
Los guías y organizadores tienen preparado un pequeño almuerzo a la mitad del trayecto para recargar pilas, además de contarte anécdotas del lugar; uno que otro chiste porque alguien no midió bien la pendiente y le dio un ligero llegue a la cuatrimoto de enfrente.
Tus manos y brazos quedarán reventados por manejar; se recomienda llevar lentes googles porque el polvo que levantan los vehículos acabará por irritar tus ojos; ademásde bloqueador solar, gorra, ropa con manga larga, un paliacate o tela que te cubra la mitad del rostro -para que no comas tierra durante todo el viaje- y guantes para moto para no quedar resentido de las mano.
¡Ah! es obvio que un calzado cómodo. El terreno se encargará de empanizar toda tu ropa de tierra, así que lleva algo que no temas ensuciar. La bajada en cuatrimotos te inyecta adrenalina y revitaliza.
Ya en el campamento, te sientes protegido por los cerros cercanos, que son como una muralla, y las cabañas se encuentran en el centro con todo el equipamiento necesario. Hay tres cabañas con cuatro camas individuales y otras tres con dos camas matrimoniales, que puedes rentar para tener un espacio discreto para ti y tu pareja.
Apenas llegues, puedes meterte a la regadera para eliminar el rastro del polvo y refrescar la existencia, pues cada cabaña cuenta con baño personal.
El cansancio del viaje se arregla con un buen trago y una comida. Un corte de carne con sus guarniciones que no tardarás en devorar por lo delicioso y el esfuerzo físico. Podrás conversar con los demás grupos, gente que viene de otros estados, que aprovechan el fin de semana (y si hay puente aún mejor) para recorrer la Sierra Gorda queretana. Hay unas cuantas conexiones de luz eléctrica para recargar el celular o equipos de grabación, pero no están dentro de las cabañas por cuestiones de seguridad, se encuentran en la palapa donde todos se reúnen para comer.
Ya en la noche, podrás encender una fogata para iluminar las escena, pero ten en cuenta que cuando claves la mirada hacia arriba verás muchísimas estrellas son una nitidez que jamás habrás visto en la ciudad. El guía trae un telescopio para observar con más claridad a los astros, esto gracias a que no hay contaminación lumínica. El lugar cuenta con electricidad generada por energía solar, sin embargo, a las 00:00 horas se apaga todo, lo que permite ver el cosmos con claridad.
Te contarán historias un tanto de miedo pero que al final resultaban ser cosas absurdas propias del lugar, nada de que espantarse. Cabe apuntar que los encargados buscan conservar el medio ambiente y, aparte, el campamento se creó para formar empleos para la población local, ya que San Joaquín destaca por su contacto con la naturaleza y la desconexión con la cotidianidad.
Al despertar, el sol sale de poco a poco por encima de la muralla natural, podrás ver cómo los rayos de luz caen de maneras diversas, el clima es perfecto para tirarte en las hamacas a descansar. Un desayuno antes de salir con huevos, chilaquiles, frijoles, quesadillas, café y jugo de naranja, y listo, venga de nuevo a la cuatrimoto a vivir la aventura.
Siempre es más fácil ir de bajadita, la subida duele el doble, pero más te dolerá desprenderte de esa tranquilidad. Apenas llegues a una zona donde con cobertura, el celular sonará sin parar, todos los mensajes y notificaciones aparecen con un “¿Estás bien?” de tus familiares y amigos preocupados por tu ausencia.
“Estoy bien, mejor que nunca”.
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