Macetas, vajillas, accesorios…piezas de cerámica que guardan una historia familiar de 37 años, dedicados a la labor de moldear la imaginación, tomando miles de formas hasta ser obras de arte por sí mismas. El Taller de cerámica, Terracota Alfareros, ha sido desde 1988 un ejemplo de paciencia y trabajo en equipo.
La creación de cada una de sus piezas es el resultado de un proceso extenso, solo llevado a cabo gracias a la cooperación de todos sus trabajadores. Su trabajo es una combinación de técnicas modernas y tradicionales, aprovechan los beneficios de la maquinaria sin depender fundamentalmente de ella, y cada miembro del equipo realiza una labor detallada y fundamental en cada paso.
Todo comienza con la materia prima, que antes de usarse debe de pasar por una limpieza con vibraciones hasta eliminar las impurezas. Después, se forma un “churro”, un cilindro alargado de masa moldeable ó una mezcla líquida conocida como barbotina. Ambas deben permanecer en reposo varios meses para obtener mejores resultados.
Concluida la espera, se da forma a las piezas. Aquellas que son planas son hechas en prensas con rapidez, sin embargo, las piezas con volumen requieren de moldes para adquirir profundidad. Estos son diseñados para separarse en varias piezas y debido a ello.
Las piezas esperan al aire hasta que puedan conservar su nueva forma, luego, de manera manual, se raspan los relieves y se pulen con esponja para dar una superficie uniforme. Seguido de esto las piezas se hornean por 7 u 8 horas, donde la temperatura que aumenta gradualmente hasta los 1050° C, y después se reduce de igual manera.
Como últimos pasos, las piezas son esmaltadas, se espera a que sequen y luego son decoradas. Siguiendo la técnica mayólica, dos integrantes del equipo pintan a mano con sumo cuidado, usando colores vibrantes sobre un fondo blanco. Una vez terminada la pintura, se introducen por última vez al horno y finalmente están listas para su venta.
Muchas de sus piezas son transportadas a Pueblos Mágicos, en el caso de Querétaro a Tequisquiapan y Bernal, incluso, sus pedidos se han vuelto internacionales, llegando a países como Estados Unidos.
Cada una de ellas es la muestra perfecta del trabajo duro, que lamentablemente es eclipsado por las grandes compañías que hacen producciones en masa, provocando la pérdida de ganancias para las pequeñas y medianas empresas, el regateo y la desvalorización del trabajo artesanal.
Actualmente el taller tiene las puertas abiertas para los turistas que quieran conocer este laborioso proceso en profundidad. Reciben visitas entre semana, desde las 8:30 am hasta las 4:30 pm, y si sus obras de arte te cautivan, lleva una para que adorne tu casa.