Un pintoresco lugar lleno de vida, ideal para pasar una tarde tranquila en algún restaurante con la hermosa vista a la Peña de Bernal, disfrutar de una noche llena de música y gastronomía de primera calidad o vivir un fin de semana espectacular lleno de aventuras. Aquí hay espacio para todo tipo de turistas, además de sus artesanías locales y el buen clima de la región, que prometen una estadía llena de momentos para recordar.
En el estado de Querétaro de Arteaga, específicamente en el municipio de Ezequiel Montes, se encuentra el Pueblo Mágico de Bernal, declarado por la UNESCO Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en 2009 dentro de la categoría “Lugares de memoria y tradiciones vivas de los otomí-chichimecas de Tolimán: la Peña de Bernal, guardiana de un territorio sagrado.”
Uno de sus primeros nombres fué Ma’henda, que en lengua chichimeca significa “Lugar de peñasco”. Estuvo habitado principalmente por los chichimecas jonaces y pames, pueblos seminómadas que recorrían el semidesierto queretano. Con el tiempo, los otomíes también se establecieron en la zona y adoptaron una vida más sedentaria, dedicándose a la agricultura.
Para ambas culturas, el peñón de Bernal tenía una gran relevancia, pues servía como refugio natural, punto de vigilancia y, sobre todo, como un sitio sagrado vinculado a sus creencias sobre la tierra y el universo. Este monolito ha sido escenario de rituales ancestrales que celebran la relación entre el ser humano, la naturaleza y el cosmos, transmitiendo de generación en generación las tradiciones y valores culturales de los otomí-chichimecas.
Con la llegada de la colonización española, Bernal experimentó una transformación que dio lugar al mestizaje y a la fusión de creencias y tradiciones que hoy siguen vivas. Fue proclamado y registrado oficialmente como “San Sebastián Bernal” en honor a San Sebastián Mártir en el año 1647 y Bernal con origen vasco que significa “peñasco o roca dura” , aunque desde 1642 ya existían asentamientos españoles los cuales renombraron el lugar.
Su atractivo principal es la Peña de Bernal, el tercer monolito más grande del mundo, un lugar cargado de energía y naturaleza. Aquí puedes realizar recorridos para ver el amanecer, escalar si eres de los más intrépidos o tomar un paseo en carritos tipo safari que te llevan hasta las faldas del monolito, acompañados de una explicación sobre su historia. Incluso puedes participar en antiguos rituales místicos que aún se practican en la zona.
La gastronomía también ocupa un lugar especial. En la cocina tradicional destacan las gorditas martajadas, las de migajas o las de maíz quebrado, siempre acompañadas de una buena salsa molcajeteada. Otros platillos típicos son la barbacoa de borrego o res, las carnitas de cerdo y el menudo. Los dulces de Bernal también son muy conocidos: las natillas y la nieve de guamúchil son imperdibles. Por otro lado, la cocina contemporánea ha ganado terreno con los diversos restaurantes que han surgido en la región, donde incluso puedes encontrar fusiones entre lo tradicional y lo moderno en platillos de autor.
En el ámbito cultural, Bernal alberga espacios como el Museo de la Máscara, el Museo de Cine Rosalío Solano y el Museo Casa del Dulce, que muestran parte de la historia y del intercambio cultural del lugar. Y, por supuesto, no puedes irte sin recorrer los puestos de artesanías que llenan las calles, donde abundan accesorios de cuarzo, obsidiana y otras piedras, además de coloridas piezas hechas a mano.
Hay una amplia oferta de viñedos que puedes visitar, cada uno con su propio estilo y forma de dar vida a la vid. En ellos podrás disfrutar de catas, maridajes y recorridos por las cavas, además de restaurantes con platillos de autor, tablas de queso y mixología, todo acompañado de una vista espectacular hacia la Peña de Bernal.
Para cerrar la experiencia, Bernal ofrece una amplia oferta hotelera. Los hoteles boutique son los más comunes, cada uno con su esencia y estilo arquitectónico particular, ofreciendo amenidades desde wifi hasta servicios de spa o restaurante. Si prefieres un ambiente más íntimo, también hay lofts y suites privadas.
Bernal no es solo un destino: es una experiencia que combina historia, energía, sabor y tradición. Un lugar donde el pasado se mezcla con la vida contemporánea, y donde cada rincón te invita a reconectar con la tierra y contigo mismo.
